Constructivismo

El Constructivismo supuso una identidad visual para el comunismo soviético y tuvo como objetivo principal llevar el arte al pueblo rescatándolo de las élites. Más que arte para ser mostrado en una galería burguesa, el constructivismo hizo arte para el pueblo mezclando todas las artes en un amalgama utópica principalmente de ingeniería, arquitectura y escultura precisamente por su carácter tridimensional.

El amor del arquitecto franco suizo Le Corbusier por el concreto, se tradujo en un edificio que muchos consideran el nacimiento del Brutalismo. Conocida por su uso del acero y concreto reforzado funcional, elementos modulares y sensación utilitaria, la arquitectura brutalista se usó principalmente para edificios institucionales.


Phillips Pavilion at the World’s Fair in Brussels (1958) Le corbusier

Una de las principales características por las que se distingue el arte constructivismo es por ser utilizado principalmente con el fin de difundir mensajes revolucionarios a partir de propagandas, carteles, ilustraciones, fotografías, entre otros medios.  

Tras haber estado en boga en los años 50 y 60, cayó rápidamente en desuso y adquirió mala fama debido a que para muchos representa la decadencia urbana. No obstante esto, actualmente ha recuperado popularidad y las edificaciones que dejó esta tendencia se han convertido en verdaderas máquinas del tiempo que subsisten en la complejidad de estos tiempos.


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