Imaginá que sos un joven artista que vive por y para el arte, cuya imaginación, está en constante crecimiento y, tenés ganas de hacer lo que mejor sabés hacer: crear. Sin embargo, a pesar de tener ideas que considerás increíbles, hay una escuela que dicta normas y en base a ellas, define un estilo, una imagen, las técnicas específicas para calificar si lo que hacés es bueno o es malo. Tanta perfección, tanto afán por lo estético, tanta formalidad, van limitando tu potencial y le ponen condiciones a la libertad que, ¿no se supone debe ser inherente al arte? 

Estás inconforme, estás molesto y, esos sentimientos, se convierten en una lucha política por devolver la libertad a los artistas, se convierten en una resignificación del arte: surgen nuevos conceptos, nuevas técnicas, nuevas formas, nuevas perspectivas y esa novedad, se vuelve rebeldía.

El término arte contemporáneo ha sido utilizado para designar genéricamente el arte; es decir: pintura, arquitectura, escritura, realizada durante el S. XX. Esta revolución no es exclusiva de una sola generación de artistas, sino de los cambios filosóficos, científicos y políticos que exigieron del arte, una forma diferente de afrontar la realidad. Todas las expresiones artísticas de ese entonces, fueron, además, influidas por las heridas de la Primera y Segunda Guerra Mundial. 

Así que, te presentamos un recorrido pensado para que lo disfrutés y aprendás tanto como nosotras en el proceso, ¡gracias por estar aquí!



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