Expresionismo

El Expresionismo, expresión antes que impresión, nace en Alemania, coincidiendo con el fauvismo francés aunque no confabularon. Tiene un matiz pesimista, y no escatima en mostrar lo morboso, lo prohibido, lo obsceno. Viene a ser una deformación de la realidad para expresarla de una manera más subjetiva, según el sentir de artistas afectados por las consecuencias de la Primera Guerra Mundial. 


Tenemos así, temáticas más oscuras y sórdidas, como la soledad, la muerte, la miseria, el sexo. Una forma de reflejar la amargura existencialista. El expresionismo puede dividirse en cuatro períodos basados en la aparición de las siguientes escuelas y agrupaciones:

  1. Etapa pre-expresionista: Dos figuras abrieron la puerta al expresionismo años antes que los jóvenes alemanes: Munch en Noruega y Ensor en Bélgica fueron pioneros en mostrar lo grotesco y lo extraño. En definitiva, la disección del alma humana.


“El grito” (1893) Edvard Munch

2. Die Brücke: “El puente” liderado por Kirchner, pretendió influir en la sociedad destruyendo las viejas convenciones, dejando a la inspiración fluir libre y dando expresión inmediata a las presiones emocionales del artista. Un poco de crítica social los convirtió en enemigos número 1 de la juventud alemana.


“Doris con cuello alto” (1906) de Ernest Ludwing Kirchner

3. Der Blaue Reiter: “El jinete azul” surgió en Múnich en 1911, agrupando a artistas con una determinada visión del arte, en la que imperaba la libertad creadora y -otra vez- la expresión personal y subjetiva de las obras.

Agrupó a Vasili Kandinski, Franz Marc, August Macke y otros.


El nombre nace de esta pintura llamada “Jinete Azul” (1903) Kandinski.

4. Escuela de París: un grupo de gente aún más variopinta que se crió en ese caldo de cultivo que fue el París de entreguerras (1905–1940). Como esponjas que eran, chuparon de todos los estilos habidos y por haber, incluido el expresionismo. Pululando por Montmartre y Montparnasse, los expresionistas de París vivían una vida mísera y bohemia.


Sin embargo, hubo artistas que no se abocaron a ninguna escuela, entre los más destacados se encuentran Otto Dix y Max Beckman.




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